Los envases de los productos ya consumidos se convierten en residuos que deben ser recuperados para su reciclaje. Para ello el ciudadano, una vez realizada su correcta separación, los deposita en los contenedores amarillos ubicados en la vía pública.
En Álava, estos envases se recogen y transportan a la Planta de clasificación de envases de Jundiz. Los residuos se descargan en la nave de recepción, donde se inicia el proceso con un mecanismo automático de apertura de las bolsas, que facilitará su separación posterior.
Después, un separador balístico clasifica los materiales diferenciando entre envases planos y envases rodantes, cada uno de los cuales pasa por diferentes procesos de clasificación tanto manuales como automáticos.
Diferentes máquinas van separando el material procesado:
- Mediante un sistema de aspiración se consigue seleccionar los distintos tipos de plásticos y bolsas de baja densidad.
- Un electroimán retiene los envases férricos.
- Con un sistema de inducción se procede a la separación de los envases metálicos no férricos.
- Los separadores ópticos se encargan de clasificar los diferentes tipos de envases de plástico y bricks.
La parte del material que se procesa en la Planta, y no se puede clasificar, se denomina "rechazo". Esta fracción se envía mediante cintas transportadoras, a un triturador que la desmenuza y la convierte en un producto que será utilizado en otras instalaciones como combustible derivado de residuos.
Finalmente, cada uno de los materiales clasificados para su posterior reciclaje, al objeto de reducir su volumen, son convenientemente prensados para luego transportarlos a las industrias que los convertirán en nuevos envases y otros productos.